A principios de agosto, los Estados Unidos volvieron a imponer sanciones a Irán tal y como había prometido Trump.
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En 2015, se llegó a un acuerdo entre la Unión Europea, los Estados Unidos e Irán. En este Irán se comprometía a parar su programa nuclear a cambio de que fuesen suprimidas las sanciones económicas aplicadas. Este acuerdo, conocido como el Acuerdo nuclear con Irán, es el resultado de 12 años de negociaciones entre Irán, los Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo, a finales de 2017 el presidente americano Donald Trump comenzó a amenazar con abandonar el acuerdo y acusó a Irán de no haber respectado lo que se había acordado.
Esta amenaza se hizo realidad hace unos cuantos meses. Efectivamente, en mayo Trump salió del acuerdo y amenazó con volver a imponer las sanciones y a poner en peligro las inversiones hechas por compañías de la Unión Europea en este país de Oriente Medio.
Las sanciones volverán a ser puestas por etapas. Las primeras entraron en vigor de nuevo el 7 de agosto y la segunda etapa está prevista para el 5 de noviembre. Las sanciones del 7 de agosto conciernen la capacidad de Irán de comprar dólares americanos, restricciones sobre el oro y otros metales, restricciones sobre la compra de deuda y productos iraníes, su sector automovilístico y varios más. Algunas compañías con inversiones en el país decidieron congelarlas temporalmente para ver cómo va evolucionando la situación a partir de ahora. La próxima ronda de sanciones, que serán puestas en noviembre, afectarán la compra de petróleo iraquí, lo que podría afectar a los países que compran dicho petróleo.
Aquellos que critican la imposición de sanciones por parte de los Estados Unidos alegan que históricamente imponer sanciones fuertes a un país solo sirven para aislarlo y reforzar el gobierno o régimen existente, debido a la habilidad de este de controlar los recursos clave del que dispone el país. Las sanciones también empobrecen a la población, destruyen la economía y aumentan la criminalidad. Además, las sanciones hacen que el país sea más conservador, favoreciendo el auge del extremismo y del islamismo.
Algunos dicen que el objetivo de Trump es un cambio de régimen en Irán, aunque, como ya hemos mencionado, las sanciones generalmente refuerzan el régimen existente. Parece además que hay iraníes que piden a la Unión Europea que cese el intercambio comercial con Irán, aunque no está claro si aislar a un país económicamente podría forzar un cambio de régimen, teniendo en cuenta especialmente la represión ya existente.
La Unión Europea ya había empezado a prepararse a las sanciones. Sin poder disuadir a Trump, la Comisión Europea ha tenido que actualizar una vieja regulación de 1996 que protegía a las compañías europeas que comerciaban con Cuba de las sanciones americanas. Esta regulación, conocida como el “Estatuto de bloqueo”, permite a las compañías e individuales europeos que comercian con Irán recuperar daños que podrían venir de las sanciones americanas y los protege asimismo de las decisiones de los tribunales extranjeros. Este estatuto también prohíbe a las compañías europeas que respeten las sanciones americanas, a menos que lo autorice la Comisión Europea. Sin embargo, este estatuto tiene varios puntos negativos ya que por ejemplo las compañías europeas que tienen intereses en los Estados Unidos aún pueden ser penalizadas en este país.
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