El partido independentista catalán ha nombrado a un criminal español para el puesto de representante de Cataluña ante la Unión Europea en Bruselas.
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Meritxell Serret ha sido nombrada por el actual presidente catalán, Quim Torra, representante de Cataluña ante la Unión Europea en Bruselas, en la tristemente conocida “Embajada catalana”. Esto supone no solo un descarado acto de desafío a las autoridades y la justicia española además de un insulto a los ciudadanos de España, sino también un insulto a las Instituciones Europeas.
Tanto la Unión Europea como sus Instituciones están atravesando tiempos difíciles pues su utilidad ha sido puesta en tela de juicio y un número de ciudadanos cada vez mayor ha empezado a oponerse y a quejarse de la Unión. Esta situación ha empeorado tras casos como el voto sobre el glifosato en Octubre 2017, la política actual sobre la inmigración, las Directivas impopulares como el Artículo 11 y el Artículo 13 de la Directiva sobre los Derechos de autor, así como a causa de la sospecha creciente de corrupción en el seno de las instituciones como el caso de Juncker y LuxLeaks, la nominación de Selmayr, el “lobbying” de compañías como Facebook para atrasar la aplicación de ciertas legislaciones, las empresas de telecomunicaciones que se opusieron a la aplicación de tarifas más baratas para la telefonía, el gasto de dinero público por los dos edificios del parlamento, y un sinfín de otros problemas. Además de todo eso, y de repente, una criminal (criminal según la RAE es aquella persona que ha cometido o procurado cometer un crimen) buscada por la Justicia española por infringir la ley, anda libremente por el Parlamento Europeo, institución que supuestamente representa la voz de los ciudadanos europeos.
Cabe señalar que el Parlamento Europeo también tiene mala reputación entre bastante gente debido a varios escándalos como el alto nivel de absentismo entre los parlamentarios o su escaso poder y su insuficiente capacidad para gobernar la Unión Europea. Además, los puestos de trabajo del parlamento están percibidos generalmente como un trabajo que la gente obtiene y que luego tratan de mantener a toda costa (excepto, trabajando) debido al buen salario, los beneficios y la pensión.
¿Necesitamos realmente añadir a esta lista la presencia en el Parlamento de una criminal fugada y suelta, que podría ridiculizar aún más a esta institución democrática y dar una mala impresión del crimen y la corrupción en general? Esta persona y otros miembros del exgobierno catalán son un ejemplo de la ineficacia de las euroórdenes puesto que los jueces deberían limitarse a verificar lo que dicen y no empezar a decidir ellos mismos si extraditar o no a los supuestos criminales, poniendo en entredicho de esta forma la justicia nacional de otros países. Esta persona y los otros miembros han demostrado la inutilidad de las euroórdenes y los innumerables problemas que la Unión Europea aún debe resolver si quiere convertirse algún día en un continente unido.
Se le debería prohibir a Meritxell Serret la entrada a las Instituciones Europeas para evitar conflictos con España como estado-miembro y para no ensuciar aún más el nombre del Parlamento Europeo, que desde hace tiempo se está fraguando una buena imagen entre los ciudadanos por ser una institución que de verás escucha a los ciudadanos y que trabaja para nosotros y no contra nosotros.
El desafío y la falta de vergüenza que Quim Torra ha estado mostrando hacia el Gobierno español es peor que la de Puigdemont, cuyos continuos ataques, quejas, amenazas, reto a la autoridad, comportamiento deshonesto y mentiras, está enturbiando aún más el nombre de España en el extranjero. Y todo esto juega en contra del frágil gobierno actual que no se interesa lo más mínimo en arreglar los problemas del país y que prefiere esconderse en vez de reaccionar.
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