Días de la Independencia. En este día 360 (desde el 1 de octubre 2017), los independentistas catalanes han protestado ante la Comisión Europea en Bruselas, afeando el paisaje con sus pamplinas.
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En vez de estar presente en el tribunal para el caso Llarena este 25 de septiembre, Puigdemont se encontraba frente a la Comisión Europea, mintiendo (lo habitual), con una curiosa instalación de una jaula con los políticos arrestados por haber organizado el “referéndum” sobre la independencia de Cataluña y haber desobedecido las órdenes del gobierno español. Es en esta jaula, de une fealdad sin precedentes, que Puigdemont debería estar encerrado y mandado de vuelta a España para ser juzgado por sus crímenes y no escapar de nuevo a la justicia. Porque sí, Puigdemont es no solo un traidor, pero también un cobarde, una rata que ha huido del barco antes de que se hunda, sacrificando a sus aliados políticos para defender sus intereses. Pero eso se lo guardará para sí mismo y no os lo dirá, prefiriendo lloriquear por los problemas que se ha creado él mismo y continuar haciéndose pasar por la víctima, tras haber sembrado la discordia en España.
Esta manifestación ante la Comisión Europea, organizada, recordémoslo una vez más, al mismo tiempo que los abogados y jueces debatían sobre si continuar con el caso Llarena o no, se convirtió en una especie de conferencia de prensa para promover su nuevo libraco. ¡Ya sabemos por fin lo que ha hecho estos últimos meses en Waterloo, en su casa de la “República de Cataluña”, que cuesta 4 400€/mes y que está pagada con el dinero robado al contribuyente español!
En este libraco, publicado en catalán (obviamente) y neerlandés (pues vaya, ¿ni en inglés, ni en francés, ni por supuesto, en español? Ni que decir tiene que nadie se lo leerá) y que cuesta 21,99€ (¿Por qué tan caro si tan solo se trata de un libro lleno de mentiras escrito por un autor desconocido sobre un sujeto desconocido?), el expresidente catalán huido habla de su deseo de europeizar su conflicto, su lucha (¿quién se cree él, Hitler? ¿Se trata de Mein Kampf, versión catalana o qué? Ah, sí, claro ya caigo, Puigdemont es un fascista, eso lo olvidamos a menudo, pues cuando uno pasa su tiempo con el N-VA y los abogados que defienden terroristas o que eran miembros de ETA…), y le pide a… Donald Tusk que medie en el conflicto entre el gobierno español y Cataluña.
Sí, Donald Tusk, sí, el presidente del Consejo Europeo. Parece que a Puigdemont no le entra en la cabeza que a las instituciones europeas no les importa el tema de la independencia de su región, y, aunque estuviesen interesadas, ¿podemos realmente hablar del problema de la independencia cuando las escuelas catalanas indoctrinan a los niños desde una edad temprana, llamando “colonos” a los españoles e ignorando a cerca de 70% de la población de su región?
Pero este objetivo de europeizar el conflicto catalán, de internacionalizarlo, no es nuevo. Puigdemont lo lleva en su agenda desde hace tiempo, objetivo que sin embargo no para de alejarse. Está claro que la mayoría de la gente no sabe lo que pasa en Cataluña o les importa tan poco que preferirían que Puigdemont vuelva a España y sea arrestado. Y es así como debe ser. Cuanta más gente esté cansada de este vodevil, mejor irá la situación en España. Las mentiras de los catalanes independentistas ya han ensuciado tanto el nombre de España que se necesitará mucho tiempo antes de lograr limpiar su imagen.
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